Autor: Juan Luis Pinto Doblas

Alzheimer

(En homenaje a los enfermos y solidaridad con sus seres queridos) 

En aquel solar vacío ya no queda nada  por más que buscar y buscar quiera.

En aquel solar sin vida, donde ni una sombra inquieta al más puro rayo de sol que deslumbrarle quisiera…se pierde hasta el infinito en horizontes de niebla.

Allí donde no hay aire, ni tan siquiera un soplo de brisa fresca,  que alimente el aliento de esta vida de ahora,…sin metas.

En aquel solar, hoy de nostalgia y tristeza, en otro tiempo repleto de risas y llantos, de vida y belleza, continúan brotando nuevos días, como del suelo espigas,… pero espigas ya secas.

La mirada fija, en la nada; los ojos siempre anhelantes, abiertos…pero la luz ya no le ciega,…ni tan siquiera le llega.

Las horas, los días ¡la vida le pasa por delante! sin enterarse siquiera.

No conoce este lugar donde vive, ni a las gentes que le rodean, donde respira la soledad, ¡sin recuerdos!, ¡ni prisas!…ni esperas.

¡Dame la mano y camina,  que mis pasos los tuyos llevan!

¡Toma mi aire y respira, que los pulmones me llenan los recuerdos de la vida que vivimos sin notarlo siquiera!

¡Mira a mis ojos como a un pozo repleto de agua fresca, y mitiga tu sed de sombras y brillos,…de luces en tu condena! 

Ese mundo de zozobra cuando la memoria nos abandona y a la deriva nos deja.  

 

J.L. Pinto  

El otro campeón del mundo

Ha finalizado hace unos días el campeonato mundial de futbol y todavía andan de celebraciones – merecidas, eso no lo pongo en duda- nuestros vecinos franceses. El fútbol, el mundial, como los torneos medievales, reúne a los mejores jugadores de cada país, y, dando patadas a un balón, defienden mucho más que una portería: el orgullo y el patriotismo salen a relucir en cada encuentro.

Y después de numerosos enfrentamientos lógicamente debe quedar un único vencedor: el campeón. 

Pero a veces se dan circunstancias, fuera de lo puramente deportivo, que hacen que merezca la pena  que otro equipo, al margen del brillante campeón, sea destacado. Como es este caso. Y precisamente este caso, excepcional, al menos para mí,- ustedes juzgaran ahora- lo protagoniza el equipo del otro país que disputó la final del campeonato: Croacia.

Este joven país – se separó de la antigua Yugoslavia en 1991- tiene poco más de veinticinco años de antigüedad y una población de poco más de cuatro millones de habitantes. Pero como en el deporte se dan estas cosas – menos mal- , por su tesón, por su empuje, por su coraje, ha conseguido metas muy superiores que selecciones de países como, por citar un ejemplo muy cercano, el nuestro, con más de diez veces el número de habitantes por detenernos solo en comparar el dato demográfico.  

Resulta, que este equipo, como he dicho antes, ha quedado en segundo lugar, después de disputar la final a Francia – 67 millones de habitantes-, lo que ha supuesto un momento extraordinario en la corta historia de este país. ¿Es esto lo excepcional a lo que me quiero referir? No. Es mucho más importante que lo meramente deportivo. Después de conseguir una gesta de estas proporciones lógicamente la euforia en el país era de esperar, la de todos y cada uno de sus habitantes, incluidos, como no, todos los estamentos oficiales donde no podían faltar los políticos. Y ahí aparece el entrenador del equipo, el señor  Zlatko Dalic, quien en un claro, directo y durísimo comunicado les viene a decir a sus políticos que no son bienvenidos en el vestuario de la selección. No quiere que vistan la camiseta ni usen el vestuario para su promoción. Los culpa de la miseria que viven los mayores, de los niños que se van muchos días con hambre a la cama. Y no dejando su postura solo en palabras, de acuerdo con toda la plantilla y su cuerpo técnico, donarán les 23 millones de euros ganados por haber alcanzado ese segundo premio a una fundación para niños croatas. 

Esa sí ha sido una verdadera goleada.

No voy a extenderme más. Que cada cual saque sus conclusiones.

Para mí, campeones del mundo.

JL Pinto

Mejor me voy a la playa

 ¡Atención, atención!, de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) se informa a los señores jubilados, actuales y próximos, que, para sostener el sistema y que todo el tinglado no se vaya a hacer puñetas, durante los próximos años, y hasta al menos el 2022, se recomienda que la subida de las pensiones sea de un 0,25%! Lo que se comunica a los efectos oportunos.

Entiéndanse los efectos oportunos como: mucho cuidadito con pasarse comprando helados y pamplinas de esas, que toca continuar abrochándose el cinturón.

¿Qué anda ya?  Pues espera y lee. ¡Atención, atención!, que de parte de estos mismos señores, fomentemos el ahorro para complementar  la diferencia entre la subida el IPC (el precio de la luz, el agua, los alimentos, etc, etc,) y el de las pensiones, o tendremos que comer una vez al día. Con lo guay que está eso de comer tres veces. Así que, no solo no te compres el helado, sino que no abuses de la comida. Hay que ahorrar…¿Cómo? ¿De dónde?

Y uno se pregunta ¿quién es el jefe o la jefa, tan ocurrente, de este tinglado?

Ahora es una mujer, Christine Lagarde. ¡Pobre! Que mal rato debe tener en el cuerpo. Sobre todo porque (me he molestado en buscarlo), el próximo mes de enero cumple sesentas y dos años. O sea, quiero decir, vamos, que está a punto de la jubilación. Anda que también es lista la señora. ¡Pero mujer! ¿cómo se le ocurre aconsejar una cosa así cuando usted misma se va a ver muy pronto en estas…? Me parece que va a ser que no.

Y como servidor está también cercano a las fechas de la jubilación, y como servidor tiene familiares que son jubilados con pensiones de ríete tú de los hermanos Marx, y como servidor lee y sabe cómo está la pensión media de este país…pues eso, que se pone la gorra de Sherlock Holmes y se molesta en investigar un ratito.  Un ratito solo, que si no se me revelan los nervios en el estómago y me pongo de mal humor. 

La señora presidenta del FMI, en la actualidad cobra un poco por encima del salario medio anual, aunque antes de precipitarnos  y  hacer juicios gratuitos, debemos pensar en su responsabilidad y sobre todo en las decisiones tan difíciles que debe tomar, como la que acaba de regalarnos. ¿Lo digo?, venga, lo digo…pues cobra 352.859 euros anuales, o sea, si dividimos en doce mensualidades (porque ella vive en el planeta Tierra, aunque tenga sueldo de otra galaxia, y son doce los meses que tiene el año)  sale a  29.405 € al mes.

¿Y ahora qué? Pues ahora nada. Porque resulta que su sueldo está exento de pagar impuesto alguno. ¿Y ahora qué? ¿Cómo se te queda el cuerpo? ¿Que tú también quieres…? Pues haber estudiado. No te digo.

Y no contentos con esto, y vuelvo al principio de este artículo, a la señora le quedará de por vida una pensión del, aproximadamente, el 60% del importe de su sueldo. Y ya no hago más cuentas porque los famosos nervios del estómago están comenzando a despertarse. Venga, una maquinita de esas y a calcularlo… Ya me dirán ustedes a mí lo que leches (y ya comienzo a disparatar) le importará a esta señora que las jubilaciones suban el 0,25% anual. Pero lo recomienda. Por nuestro bien, claro.

Y ¿qué dice el Banco Central Europeo?, más de lo mismo. ¿Y qué cobra su presidente? 385.860 € anuales, más prestaciones para vivienda, educación, residencia, etcétera… Y lo dejo aquí. Ahora, dentro de un rato, comenzarán a llamarme demagogo y populista. Son las palabras de moda cuando uno empieza a salirse del tiesto  y a tocarle las…obviedades a todas estas “señorías”. Cabreo más tonto pilla uno. Mejor me voy a la playa…

 

 J.L. Pinto 

Ikemeso dansi

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 Sshh, sshh, oigan, que la que estudia japonés es mi hija no yo. Pero no quiero dejar de contarles un hecho, tan real como curioso que se produce en ese país con las costumbres más extrañas que uno se pueda imaginar. Como ustedes saben, es el pueblo nipón, o los empresarios,- que a uno nunca se le ha quedado claro- un pueblo, como decía, con una altísima dedicación a todo lo que tenga que ver con el trabajo, la productividad y esas cosas, algo que no estaría mal que más de uno y de una se aplicara por estas tierras.

Resulta que por tradición, cuando un japonés llora es que llora de verdad – como la española cuando besa- , y ese llanto aporta una enorme carga de energía negativa a todos lo que les rodea y perjudica la productividad de las empresas, pero también les sirve para soltar lastre y expulsar el estrés. Bueno, esto último no es exclusivo de los nipones, que una buena llantina a tiempo es mano de santo, de santo llorón. Y ahora viene la noticia.
Muchas de las más importantes empresas están incorporando una parada en la jornada laboral, como el que para para tomar el bocadillo, para que sus empleados lloren en grupo porque dicen que estrechan lazos. Para conseguir que los trabajadores pasen del reposo lacrimal al llanto más desgarrador, contratan a unos apuestos jóvenes para que les vayan retirando las lágrimas del rostro, esos son los Ikemeso dansi.
La demanda, especialmente, entre señoras y señoritas aumenta por días. Que la señora tiene estrés, tira de la guía telefónica y contrata el servicio de un ikemeso dansi. Que tu equipo ha perdido un partido clave, pues nada, ikemeso al canto y pelillos a la mar, y así todo lo que uno pueda imaginar.

Uno, que recuerda la costumbre de irse a tomar cañas con los colegas del trabajo, de ambos sexos, no deja de sonreír al leer esta noticia de nuestros vecinos lejanos, de este loco planeta llamado Tierra. Tengo que reconocer que en esas salidas a tomar cañas a veces llorábamos, pero normalmente era de la risa, contándonos anécdotas y chistes. Y cuantas más cervezas tomábamos, más fácil era la risa y el resurgir de las consiguientes lágrimas.

Servidor respeta a tope las costumbres de todos los pueblos, pero no me digan que esta de los Ikemeso dansi no es para llorar y no echar gota ¡Que planeta Dios mío, que planeta!

JL Pinto

Operación Rebeca

 (o un soplo de aire fresco en medio de tanta locura) 

Aunque el título podría encajar a la perfección con el de una trama de espionaje, o una operación antidroga, o incluso la estrategia para cortejar a una moza de semejante nombre, nada más lejos de todo lo anterior.

Rebeca es el nombre de una vaca que se ha hecho famosa – palabrita de Dios-, porque, al estilo de las famosas Thelma &Louise, escurridizas protagonistas de la película dirigida por Ridley Scott, esta, la vaca, Rebeca, junto a otra compañera de nombre desconocido – se ve que pasaba de la fama y no dio su nombre – se dieron a la fuga del camión que las transportaba cuando iban a participar en los festejos de la castellonense localidad de Burriana.

La susodicha Thelma, digo Rebeca, digo la vaca, lleva para tres semanas huyendo, cual prófugo habilidoso, de las fuerzas y personal vario que andan tras de ella. Bomberos, policía local, voluntarios de emergencias de la Comunidad valenciana…Que nada, que no aparece. Hasta un dron están utilizando para su captura. Que no falten los últimos avances tecnológicos para su localización y posterior detención.

O la vaca Rebeca es la nueva pareja de Bond, James Bond, o los que la están buscando no se están tomando esto demasiado en serio. O sí se lo toman en serio pero es que no hay manera, oigan.

Circulan rumores de todo tipo. Él último es que se ha unido a los independentistas catalanes y está concentrando una buena cantidad de compañeras, vacas todas ellas,  para organizar una especie de estampida que ponga aún más nervioso al gobierno, y de paso a todos nosotros.

Rebeca se está haciendo famosa por días. Pronto, a falta de noticias más frescas – lo del referéndum de Cataluña ya nos tiene hasta las mismísimas narices- se comenzarán a ver multitud de reporteros y periodistas, nacionales y extranjeros, para intentar captar imágenes de la huida de Rebeca. Dicen que cambia de aspecto como los grandes espías, y que lo mismo va vestida de payés, como de elegante modelo de pasarela. Como lo cuento.

Ahora que están de modas los desfiles con tallas grandes, ha aprovechado el tirón y se comenta que se está forrando. Según cuentan – no me hagan mucho caso – Lagarfield y Carolina Herrera andan tras su pista para ficharla. Pronto la veremos de pareja con cualquier famoso recién separado. Las quinielas apuntan a Jhonny Deep, pero yo me inclino más por lo patrio y la veo emparejada con David Bisbal. Al tiempo.

De momento ahí continúa Rebeca, refrescando un poquito el ambiente informativo. Que buena falta nos hace a todos.

J.L. Pinto

El suicida

Un joven sube a la azotea del edificio donde trabaja a fumar un cigarrillo. Accidentalmente queda atrapado en la azotea al atascarse la puerta de acceso. Pide auxilio a la gente que pasa por la calle y le observan con curiosidad, pero parece que no le entienden. A partir de ese instante, y a través de la escalera de incendio, comienzan a parecer distintos personajes que teóricamente, y enterados por los medios de comunicación que lo creen un suicida que se va a arrojar desde la azotea, van a hacerle desistir de tal propósito…

Gale ría

Crítica en tono de humor sobre los museos en general. En este que se representa, se han introducido unos ladrones bastantes especiales. Espíritus procedentes de mundos desconocidos y una limpiadora y un vigilante, celosos ambos de su trabajo, representan la galería de personajes de esta obra.

Romperse las manos

Hay personas que por desgracia nos son muy afortunadas cuando hacen declaraciones del tipo que sean o en el ámbito que sean, y para describirlas se utiliza la muletilla “cada vez que habla sube el pan”, y hay otras a las que les sucede todo lo contrario, o sea que cada vez que hablan o interactúan aciertan. En este segundo grupo se encuentra mi paisano Antonio Banderas. No es necesario que enumere las veces que a lo largo de su dilatada carrera ha sacado pecho y alma española en cualquier remoto lugar del planeta donde se encontrase, o sacar a relucir su sangre malagueña tanto dentro como fuera de España. Ese es Antonio, embajador eterno de lo español.

El último de esos gestos fue hace tan solo unas horas cuando durante la entrega de premios Emmy aplaudió de la manera conocida como ”palmas sordas”, utilizadas en el flamenco más puro para acompañar al cantaor o a algún sentido paso de baile. Posiblemente más de alguno de los presentes se preguntó que le sucedía a Antonio en las manos y él lo explicó de la forma mas sencilla: “Lo llevamos en la sangre. Todos en mi familia tocamos las palmas”. Esta frase, que circula en su twitter, está acompañada por un video en el que se le ve con su exmujer, su hija, su actual pareja y un par de amigos. Todos haciendo palmas sordas. Con arte.

Hace unos días tuve la oportunidad de encontrarme con él y darle un abrazo – como buenamente me permitió mi maltrecho hombro aún en recuperación. Venía de supervisar la marcha de las obras de su último proyecto: el nuevo teatro en el Soho malagueño. Otro granito más de su herencia cultural y malagueña.
Gracias Antonio. Eres grande, grande.

Yo por ti aplaudo como sea, con palmas sordas, alegres, repiqueteadas, clásicas o roqueras (si es que existen). Hasta romperme las manos.

J.L. Pinto

 

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