Autor: admin

El juego del calamar.

Andan estos días las aguas revueltas por mor de una serie de televisión que está, como se dice coloquialmente, “arrasando” en nuestro chamuscado planeta: “El juego del calamar”.

Servidor también ha sentido la curiosidad de conocer el contenido y mas tarde el desarrollo de la citada serie – es la única manera que conozco de opinar, la de conocer los hechos por unos mismo – y debo reconocer que no me ha resultado indiferente. Todo lo contrario.

Pero nada más lejos de mi intención el hacer crítica o valoración de la misma. Ahora bien, recomiendo a los papás y mamás que no la han visto, pero que sin embargo si han permitido que lo hagan sus hijos – imagino que por desconocer el contenido de la misma – que hagan examen de conciencia y sobre todo rectifiquen de inmediato.

¿Que por qué digo esto? Muy fácil.

Andan numerosos directores y profesores de colegios bastante preocupados al observar que los juegos de la citada serie comienzan a practicarse durante los recreos – imagino que en modo adaptado ya que lo contrario lo veo a todas luces imposible -, lo que significa que, efectivamente, los niños la han visto o la están viendo. Y ahí es donde radica el problema.

La serie no llegar a ser una distopia, – mas que nada porque una distopia te enseña a rectificar en el presente para no padecer el futuro demoledor que te suele mostrar – ya que esta serie, a parte de mucha paranoia y mucha violencia no te enseña nada útil para la vida. Y por supuesto mucho menos a un niño que con toda seguridad se va a quedar en lo primario: matar en primera persona o ver morir a sus semejantes.

Violencia, de las formas mas inimaginables, desde el primero hasta el último capitulo, para dejarnos, al menos a mi, una sensación de frustración que aún me dura. Menos mal que no deja de ser una ficción,

Si grandes filósofos y luchadores contra la violencia como Ghandi, Luther King, Asimov, Nouwen, Sarte, Rousseau y un larguísimo etcétera, visionasen esta cinta, quedarían tan perplejos como desilusionados.

Solo se trata de espectáculo y distracción, lo sé, pero es nuestra obligación conocer su contenido para proteger a los niños. O algún día lo jugaran, pero de verdad.

JL Pinto

Que gobierne Messi.

Andan un tanto soliviantados estos días los amables y siempre acogedores vecinos de Ronda. Algunos bastante enfadados. El motivo: la actitud de sus representantes políticos. Y a lo que se ve, no hay color político que se salve.

Resulta que han celebrado un pleno, como es de rigor hacer mensualmente, para aportar ideas, debatirlas, moderar debates y alcanzar conclusiones, o sea, para lo que han sido elegidos. Hasta ahí nada especial. La polémica surge cuando dicho pleno dura menos de cuatro minutos. Lectura de los puntos y…. todos a casita.

Ahí es donde no se le ve color al asunto, y mucho menos a los 3.600 € (sic) que le ha costado al erario. Por menos de cuatro minutos de presencia de sus señorías.

Sí, ya sé, ahora ha durado menos de cuatro minutos, pero cuando duras horas y horas ¿qué? . Pues nada, que va en el sueldo, lo mismo que en esta ocasión. Pero no deja de ser un tanto vergonzante.

Que digo yo, por aportar una idea, que no todo va a ser criticar y hacer demagogia barata ( de eso se me acusa a veces), que puestos a tener que pagar ese dinero, podrían fichar a Leo Messi. Su tarifa por minuto anda por esas cifras, y no me digan ustedes que no sería genial para la ciudad del Tajo vender camisetas en todo el mundo con el numero “1”, de Ronda no del astro argentino, por supuesto, y el nombre de Messi debajo. Como churros se venderían.

Y por las consecuencias de un pleno con el astro argentino no se preocupen, seguramente daría el mismo resultado que el celebrado por su señorías hace unos días: cero patatero.

Pero vamos, visto lo visto, ¡ que gobierne Messi!

JL Pinto

Haití y la no feria.

La vi ayer por televisión. Sentada sobre los restos de un muro de piedra que era lo que quedaba de su casa. Por su actitud y su pose podría haber estado sentada igualmente sobre un nido de serpientes: nada le afectaba.

Su cara mostraba claramente el mapa de sus muchos años, y su mirada, perdida en un punto indeterminado, se revelaba indiferente a todo cuanto la rodeaba: ruinas, miseria y muerte por todos lados.

Otro terremoto acababa de destruir su ciudad.

Me quise imaginar a esa mujer siendo alguna vez niña, ojalá no me equivocase. Corriendo ágil, jugando, ¡riendo! ¡siendo alguna vez feliz!

El rostro que nos mostraba las imágenes era el de una persona que hacía mucho, mucho, que no reía. Es lo que tiene haber nacido en Haití. Un lugar que parece olvidado por los humanos…y por los mismísimos dioses.

Uno de los países mas pobres del mundo que suspira cada día porque no le azote una nueva desgracia. Cuando no es un terremoto es un devastador huracán, o un ciclón, o un….

Nunca se ha repuesto de un drama cuando ya está inmerso en otro. La ayuda internacional nunca se hace esperar, pero lamentablemente sirve de poco. Entre lo seguido de las desgracias naturales, que como buitres hambrientos la atacan una y otra vez, el “extravío” continuado de gran parte de los fondos y ayudas que reciben – esa es otra de las grandes desgracias de ese pequeño país: la panda de sinvergüenzas que pululan en las sombras – y lo precario de sus estructuras y de sus servicios, el drama está servido.

Cuando uno ve estas cosas se pregunta lo injusto de la vida según el lugar donde hayas nacido.

Sin lugar a dudas esa señora se cambiaría, sin pensarlo un solo segundo, por estar sentada en el cómodo sillón de mi casa, sin nada más que lamentar la faena que supone estar otro año más sin “feria de agosto”. ¡Qué cosas!

JL Pinto

Pelillos a la mar.

“¡Uf, qué calor!”, es la expresión mas escuchada en lo que va de verano, bueno, esa y “ a ver si se va el “bicho” de una vez” –referido al Covid 19–. Lo del Covid, a lo que se ve, para largo, por lo que habrá que tener paciencia.

Lo del calor también, pero buscamos formulas para intentar aliviarlo, y como tenemos la suerte de vivir en Málaga, con un mar que nos baña, espléndido y azul, ¿azul? , tenemos la oportunidad ( bajo la responsabilidad de cada cual) de darnos refrescantes baños.

Igual me han captado la ironía sobre el color de nuestro mar, pero es que no deja de ser un espejismo. Al menos en la playa que tengo justo delante de mi casa: “La Misericordia”. En esta playa se produce cada día el “milagro camaleónico” del cambio de color del agua, que de pronto esta más o menos transparente, como que se enturbia y, por un efecto gaseoso desconocido, comienzan a aparecer burbujas sobre una capa de nata grisácea.

¡Que nadie se alarme! Ya lo vienen diciendo hace unos años nuestros responsables políticos y hace unos días hasta un eminente profesor de nuestra universidad: “Esas natas no lo son tal, son espumas flotantes de las arcillas que se han ido limpiando de las arenas…y las aguas están en perfecto estado…”

¡Ah!, pues entonces ya está, podemos estar tranquilos.

Que el agua unas veces está gris y otras de color marrón, nada, eso es absolutamente normal; “abanico de colores”, como las patas del toro enamorado de la luna.

Que uno pisa a determinadas horas el fondo del mar –sobre todo a media mañana– y nota una sensación cuanto menos que extraña, también es normal. El problema es cuando te agachas y compruebas lo que has pisado te dan verdaderas náuseas: es una compresa, o un pañal, o…cualquier otra porquería.

Que las natas no son tal, en eso estoy de acuerdo. Porque los “sólidos” que se ven muchas veces flotando, justo a resto fecales semi descompuestos y mal olientes, no tienen nada de nata, o en todo caso sería “nata montada”.

Continuamos arrojando residuos al mar y eso nadie lo puede negar, –circula por las redes sociales un video grabado hace tan solo unos días por unos aficionados al “paddle surf” donde se puede apreciar el descomunal vaciado de aguas fecales a no muy larga distancia de la orilla. Y esas no son espumas flotantes de arcilla–.

Señores responsables de este asunto, si no se hace por los habitantes de esta maravillosa ciudad, por lo menos pensemos en los turistas que nos visitan, esos que son “nuestra primera fuente de ingresos”. Antes solo iban a las playas de la costa, pero en la actualidad, para nuestra suerte, ya se les ve en las playas de nuestra ciudad, y a uno le da pena,penita, pena. A parte de vergüenza.

Espero no haber molestado a nadie, y si fuese así, “pelillos a la mar”, total por un poco más de porquería no pasa nada.

JL Pinto

Mucha gracia y mucho sol.

A pesar de la canícula que tenemos hoy por estas tierras, o quizás precisamente por ello, por el calentamiento global que me invade, me he decidido a escribir estas líneas.

Denuncian los abogados andaluces que se les revise las retribuciones en sus asistencias en los turnos de oficio. Que dicen que ya está bien. ¿Tienen razón o es pedir por pedir?

Yo se los digo, pues un simple dato es relevante: los de aquí cobran una media 106 € por asistencia, y en el norte de nuestro país es de 312€. Mucha diferencia ¿no?

Estamos hablando dentro de un mismo territorio, quiero decir que no estamos comparando los nuestros con los de otro país europeo, aunque me temo que ahí también perderíamos por goleada.

Esto me rescata de la memoria las discusiones que en la década de los ochenta del pasado siglo mantenía un servidor con mis compañeros del norte de empresa donde trabajaba. Nunca entendí, insisto, que trabajando en una misma empresa, los compañeros de “allá arriba” cobrasen al menos un 30% más que nosotros, “los de abajo”. Y cuando, de manera vehemente defendía ante ellos que trabajábamos las mismas horas, conseguíamos parecidos logros comerciales, etcétera, a falta de argumentos me decían, muy en serio, “ pero allí sois mas graciosos y tenéis mas sol” y daban por zanjada la discusión.

Han pasado casi cinco décadas y observo que continuamos igual. No sé si es cosa de la economía, de la política o de las dos cosas. Solo espero de todo corazón que el argumento no continúe siendo el mismo, porque gracia, la normal, pero sol, nada más que hay que mirar el termómetro.

Ah! ante la posible pregunta que se puedan estar haciendo, sí , tengo familiares abogados y, sí, tengo muchos amigos que lo son. Por ellos he roto esta lanza el día más caluroso de lo que va de año. Que ya está bien.

Ya sabéis, me debéis una caña de vuestro próximo turno de oficio. Tampoco da para mucho más.

JL Pinto

La humildad al poder, pero dentro de un orden

No han transcurrido48 horas desde que un equipo deportivo de élite ha realizado una proeza incontestable, única en el deporte de nuestra ciudad, de nuestro país y me atrevería decir que de Europa.

En este momento muchas personas se pueden estar preguntando que a qué me refiero.

Nuestro equipo de futbol no puede ser porque por desgracia no anda en sus mejores momentos, y del de baloncesto para qué hablar. Entonces, si no es fútbol, si no es baloncesto, ¿ de qué estoy hablando?

Me estoy refiriendo a nuestro equipo de BALONMANO FEMENINO, con mayúsculas, RINCON FERTILIDAD, quienes a los títulos cosechados hace pocas fechas de COPA DE LA REINA y SUPERCOPA DE ESPAÑA, ha sumado el máximo galardón continental proclamándose campeonas de la COPA EHF, o lo que es lo mismo, la COPA DE EUROPA.

No existe equipo femenino español que haya conseguido algo semejante, y nada de lo sucedido ha ocurrido por una racha de buena suerte.

Tengo la suerte de conocer el carácter y la identidad de muchas de las personas que hay detrás de este grupo humano, y “dejarse la piel” es una frase hecha que en este caso le hace poca justicia.

Por eso he querido dedicarle unas líneas como agradecimiento, como malagueño, por hacerme sentir orgulloso de mi tierra y de sus gentes; como homenaje a los que están y a las que por desgracias se han ido y por haber conseguido hacer realidad un sueño, que muchos consideraban inalcanzable. Para esto están los sueños, para alcanzarlos.

Los que conocemos a este equipo de años, desde los inicios con Carmen Morales, Diego Carrasco, q.e.p.d., ( cuántas miradas al cielo cada vez que han recogido una de esa copas), Pepa Moreno, y al frente de todos ellos, en la sombra, Manolo Rincón, empujaron el proyecto que se ha consumado esta temporada con un equipo de verdaderas “panteras”, – titulo popular ganado a pulso- . Con un entrenador, Suso Gallardo, que acompañado de su cuerpo técnico, ha logrado hacer un cesto único, exclusivo, de unos mimbres de verdaderas profesionales luchadoras, con espíritu inigualable de equipo, entregadas a hacer realidad este gran sueño.

Y humildes, muy humildes…pero dentro de orden.

Que no les falte el reconocimiento.

Dicho queda.

Enhorabuena, ¡Viva Málaga!

JL Pinto

El gran negocio de la miseria

Lee uno estos días con verdadero estupor la caída de varias redes mafiosas que se dedicaban a contratar a trabajadores para faenas en el campo – recolección y trabajos de esos de dejarse la espalda –, y que intermediaban, a través de empresas aparentemente legales, con los propietarios, agricultores y dueños de los cultivos.

Hasta ahí todo aparentemente bien. El problema estaba en las condiciones en que tenían alojada a su mano de obra: sobre el propio terreno, hacinados, sin aseos para hacer sus necesidades – que pensarían que para eso está el campo -, que uno las lee y se acuerda de la cabaña del tío Tom, ¿ les suena?

Eso por no mencionar el prácticamente inexistente tiempo de descanso para comer – si es que tenían que llevarse a la boca – , y la retención de parte de los salarios como pago del “alojamiento y manutención…..”. En muchos casos sin agua para asearse y ni tan siquiera beber.

¿ A que parece sacado de una película clásica de capataces malvados montados a caballo y blandiendo látigos, y negros esclavizados allá en tierra lejanas ? Pues sí, pero despejemos la cabeza, limpiemos la mirada, si somos capaces, y sepamos que se produce justo ahí al lado de nosotros. Y no son todos negros, que los hay de todos los colores. Eso sí, los capataces, aunque no van a caballo ni llevan látigo – hasta donde yo sé – , tienen la misma mala entraña que aquellos de las películas.

Lo curioso es que estas mafias no son españolas, son extranjeras, de distintas nacionalidades que trafican con personas llegadas a nuestro país de manera ilegal – para que no puedan pedir auxilio –

y sin tener donde caerse muerto.

La guardia civil ha hecho su trabajo y ha desmantelado una cuantas, en Sevilla, en Córdoba, en Almería, y presumen que las hay por todos los rincones de nuestra piel de toro.

Se me ocurre que a partir de ahora los dueños de esas explotaciones agrícolas, que confían a empresas intermediarias la contratación del personal para trabajar sus tierras, se den una vuelta por su terruño y comprueben en que condiciones se encuentran esas personas.

Aunque estos hombres y mujeres no son responsabilidad de ellos – no los han contratado – , una vez que sabemos como actúan estos “negreros” del siglo XXI, por favor, pongan su grano de arena y no permitan semejantes salvajadas.

Está el negocio de los tomates, los pepinos, las aceitunas y las acelgas.

Y luego está el repugnante negocio de la miseria.

JL Pinto

Es cosa de Dios

Uno que se ha dedicado toda su vida a eso del turismo, ha vivido en los últimos años en primera persona, tanto dentro (Málaga, la ciudad en la que vivo), como fuera, en distintos países del mundo, la descontrolada masificación del turismo. Ya llevaba bastante tiempo sonando las alarmas en numerosos países y ciudades del mundo por ese “excesivo efecto de llamada” a los turistas. En ciudades como Venecia, Barcelona, París, Nueva York, y un largo etcétera, comenzaban a surgir movimientos anti-turistas, ya que a sus habituales moradores les era imposible ejercer de vecinos en su propia ciudad. Incluso en mi querida Málaga, sin llegar a tener movimientos anti turismo ( por el momento) ya se hablaba desde hace muchos meses de la posibilidad de “morir de éxito” ante tanto turista deambulando por nuestras calles y plazas.

Alguien se puede estar preguntando que a qué viene esta perorata reflexiva sobre el turismo con la que está cayendo estos dos últimos meses. Ahora voy.

Resulta que los países con más turismo del mundo son, por este orden, FRANCIA, E.E.U.U., ESPAÑA, CHINA, ITALIA, ALEMANIA, REINO UNIDO…¿les suena? Coincide con los países donde la presencia del COVD19 está teniendo una destacada incidencia. El sentido común me dice que algo tiene que venir ese trajinar de turista va y turista viene en todo este caos. No es que culpe al turismo de ello si no que quizás valga para poner blanco sobre negro lo que puede resultar obvio.

Como consecuencia de esta pandemia, hemos visto como prácticamente todas las ciudades del mundo quedaban vacías, como espectros de lo que fueron hace nada ellas mismas.

Dentro de todo lo malo, de tamaña catástrofe, algo bueno tenía que tener todo este desastre. Se acabaron las masificaciones de turistas, y por lo que se ve, a a partir de ahora todo va a estar mucho más dosificado. A nosotros, habitantes globales de este aldea llamada Tierra, nos ha obligado a realizar una cuarentena bien despachada, que cuanto menos nos ha hecho reflexionar sobre muchas cuestiones. Y por otra parte está el gran respiro que le hemos dado a la naturaleza que es que hasta el agujero ese enorme en la capa de ozono ha desaparecido totalmente. La contaminación ha bajado a mínimos históricos y la naturaleza ha recuperado, al menos durante dos meses, parte de su indispensable ritmo. Es como si alguien hubiese pulsado un botón de “resetear” en nuestro vapuleado planeta para volver a “rearrancar” después de una soberana lección de supervivencia.

Hace unos días el señor Trump señalaba , y aún continúa haciéndolo, a los chinos como responsables de la creación y propagación de este mortal virus, pero creo que debe apuntar mucho más arriba. Visto lo visto esto no es cosa de los chinos, esto debe ser cosa de Dios.

JL Pinto

La Tormenta

Todo transcurre durante una tormenta desencadenada de madrugada. Durante la misma, y desvelados, bien por la propia tormenta o bien por el miedo a ella, irán apareciendo en escena los distintos miembros de una familia bastante común. Pero todo lo que parece normal en un principio, se torna en convulso y a veces hasta “tormentoso” conforme pasa el tiempo, para culminar con un desenlace un tanto inesperado.

Un lugar entrañable

Existe en el salón de casa la clásica mesa baja, junto a un cómodo sofá, destinada básicamente a ser depositaria de revistas, alguna fotografía enmarcada, mandos para el manejo de la tele, y elementos por el estilo. Nada fuera de lo común. Tiene a ambos extremos unos cajones donde guardaba posa vasos – para cuando surge tomar una copa circunstancial, pocas veces, la verdad – , revistas atrasadas que a uno le da reparo tirar porque están nuevas, y poco más.

Como se puede observar he utilizado el verbo en pasado: guardaba, y lo he hecho así porque ya no, ya son otras cosas mucho más interesantes las que ocupan esos cajones,y por ende, casi siempre, la propia mesa.

Hace tres años llegó una criatura, una niña despierta y preciosa llamada Akane, hoy tiene ya tres años, y hace poco menos de un año, Erik, su hermano, que tampoco se queda atrás. Dos criaturas extraordinarias que se han adueñado de mi corazón, bueno de los corazones de todos los miembros de la familia, y por ende, de la mesa y sus cajones.

Apoyándose en ella aprendió a ponerse en pie Akane y ya lo hace también con gran habilidad su hermano.

Sobre ella juegan a mil aventuras que imaginan con las decenas de juguetes y cuentos de todo tipo que ocupan ahora sus cajones.

Esta mañana me he encontrado encima de la mesa una de los perros de la “patrulla canina”. Creo que Skye se llama,- la verdad es que no estoy muy seguro-, es el que vuela. Pensé que se había quedado olvidado a la hora de recogerlos, pero después me he fijado bien y el motivo era otro: había escapado de la apretura del cajón para salir a rescatar a Nemo, que andaba caído en el suelo, por el otro lado de la mesa.

He recogido a ambos y los he depositado, no sin poder reprimir una sonrisa, en el interior de su nuevo hogar: los cajones de la mesa del salón. ¿Habrá lugar más entrañable?

JL Pinto

Scroll hacia arriba