Autor: Juan Luis Pinto Doblas

Un fin de semana inolvidable

En el mar apenas soplaba una brisa. La lámina azul infinita saludaba a los pasajeros con pequeñas olas de espuma blanca. Diminutas, como pañuelos de seda evolucionando de forma desordenada, a su antojo. Todo un espectáculo.

Con la caída del sol, la suave brisa se transformó en una hiriente corriente de frío. Pero no había problema. Apretujados se soporta todo el que sea necesario. El sonido de fondo de una radio permitía oír las noticias de las últimas horas. A nadie importaba que no pusiesen música de ambiente. Tiempo habría para la música. Ahora había que llegar a tierra.  

Y la radio hablaba sobre un encuentro de presidentes de los países más ricos y poderosos del mundo, G7 le llaman. Estaban reunidos para solucionar los problemas más acuciantes del planeta. Que suerte para todos nosotros.  Que mala suerte para los ocupantes del barco “Prudence”. Bello su nombre. Como su misión: rescatar a náufragos del mar. Que mala suerte. Resulta que aunque tenían a vista de pájaro la costa del descanso y quién sabe si de la salvación, no les permitían desembarcar. 

Ahora se oye claramente el llanto de un bebe; ahora el de dos más. Los bebés son así. Llora uno, lloran todos.

Hasta cinco recién nacidos. La radio continúa con su monótono parte informativo. Pues eso, que aunque tienen la costa enfrente – la bella Sicilia-, deberán aguantar al menos doce o catorce horas más de navegación.

Amontonados. Viajaban el doble de los que realmente caben. Pero no es cuestión de quejarse al capitán.  ¡¡Pero si la costa esta justo ahí!! A apenas treinta minutos…pero nada. Los señores que están reunidos para salvarnos a todos nosotros, no quieren que se les moleste. Los siete, los del grupo G7, así le llaman, no pueden ser molestados, no sea que pierdan la concentración y no surjan las ideas que nos puedan salvar a todos. Que suerte poder contar con ellos.

De esta manera, los 1446 rescatados del mar en 14 peligrosas operaciones, continuaron hacinados, otras catorce horas más, porque los señores del G7, así les llaman, mantenían una reunión en Taormina. A pocos  kilómetros de donde presumiblemente iban a desembarcar estos 1446…¿terroristas?

Por fin llegaron a Nápoles y fueron atendidos por los voluntarios de las ONG.  ¡Viva Medico sin Fronteras! Ellos una vez más son los que han puesto la cara, la cruz y el corazón. Los demás, cada uno a lo nuestro. Después terminaron de pensar los señores de G7 y, vaya, que pena, no alcanzaron acuerdo alguno.

Acabaron la reunión tal y como la comenzaron. Vacíos por dentro y por fuera. Subieron a los jets privados de cada uno de ellos,  y mientras sobrevolaban la costa de la bella Sicilia, iban henchidos de orgullo de haber dedicado unas horas de su vida en pensar en todos nosotros. Que buenos los señores del G7, así les llaman. Que suerte tan inmensa ternemos.

Lo dicho, un fin de semana inolvidable.                                              

J.L. Pinto 

Jubilados , sapos y tritones

Que el título de este artículo no despiste a nadie. No es que me haya dado ahora por escribir fabulas y otras historias por el estilo; que todo tiene su explicación. Allá voy.

Hace unos días, un centenar o quizás algunos más, de jubilados, realizaron un corte de tráfico para protestar por la ridícula subida de las pensiones (0,25%) anunciada por el gobierno. La protesta tiene toda la justificación del mundo, aunque me temo que el resultado va a decepcionar tanto a los jubilados como a los que estamos en el banquillo a punto de saltar a jugar ese partido. 

Claro que, como  sucede en cualquier corte de tráfico, el lio que se organizó a los pocos minutos fue de consideración. Coches que no dejaban de tocar el claxon; jubilados que se dirigían indignados a los conductores: “¡qué vosotros también teníais que estar aquí dando voces y luchando a nuestro lado en lugar de tocarnos…el pito!” – les gritaban  con toda la potencia que les daba la voz-. Total, que llegó la policía y comenzó a poner paz. Al rato ya todo se había acabado que duró aquello menos  que una promesa electoral. Los jubilados con el objetivo cumplido de hacerse notar; los conductores saliendo del atasco y los policías habiendo realizado con eficacia su trabajo. 

Algunos de los participantes en la manifestación comentaban que en otros países se protege a los mayores, no se les amenaza con la policía y sus porras por cortar un rato el tráfico… Y yo les digo que es peor aún.

No salí de mi estupor cuando hace unos días leí que, desde el 15 de enero al día 15 de marzo, o sea, durante dos meses, los franceses de Saint Malo, pintoresca e histórica localidad de Bretaña situado al norte de Francia, mantendrían cortada una de sus vías de comunicación para que los sapos y los tritones puedan…¡copular a sus anchas! En serio. Como os digo, para que puedan procrear tranquilamente  ¡Dos meses la carretera cortada!

Se ve que a los viscosos animalitos les va eso de hacerlo sobre el asfalto. Igual así no se escurren. Uno se queda más de piedra que la fachada de la catedral, pero así son nuestros vecinos franceses. Por conservar sapos y tritones lo que haga falta. 

Si en lugar de España estuviésemos en Francia, imagino que la situación sería distinta, o en caso contrario, los jubilados siempre podrán apelar a la filosofía de sapos y tritones y amenazar con darle al sexo desenfrenado en mitad de la calle. Aunque no sé yo si durante dos meses…

De modo que, queridos jubilados, ya lo saben, como estamos en Europa y las leyes nos amparan a todos, tomemos el ejemplo de los franceses y el próximo corte, todos a darle al sexo callejero.  Eso sí, habrá que disfrazarse de anfibio. Me pido de tritón…el sapo es menos estiloso.

J.L. Pinto 

Perlas para tres collares

Otra vez me ha sorprendido mi mujer contando hasta cien. Y mira que el médico me ha advertido que no es bueno para la tensión coger estos berrinches. Pues nada, uno que se deja llevar por esa materia roja que nos corre por las venas que se llama sangre. Pero es que no se puede aguantar. 

Imagino que habrán oído/leído las declaraciones que se vienen realizando desde distintos estamentos del estado antes las protestas callejeras de los más mayores (la palabra jubilado pronto estará proscrita) por las miserables subidas de las pensiones.

Y, claro, resulta que al principio no nos han tenido en cuenta (y me incluyo en el colectivo porque uno es ya prejubilado) hasta que se han dado cuenta que somos viejos pero no tontos. ¿O es que ya se han olvidado que los que están en la calle son de la generación de los años 30, 40, 50, o sea, los de la lucha social y llevar el país sobre los hombros durante los últimos cuarenta o más años. Auténtico fajadores, o sea, gente, hombres y mujeres con dos…

Bueno a lo que voy sobre las recientes declaraciones. La primera fue mi paisana – ahí me duele- Celia Villalobos, quien se dejó de ir con que “hay pensionistas que están más tiempo cobrando la pensión que trabajando…”. ¿Y? No sé qué quiere insinuar la señora, pero le recuerdo que ella come de lo público desde el año 1.989 ,o antes; que cobra sueldos y complementos de quitar el hipo, que con 68 años que tiene aún no se ha jubilado y que, no sé por qué, intuyo que no tiene muchas pretensiones de hacerlo por el momento. Y es que hay trabajos que enganchan como la droga.

Después le siguió un compañero de su partido – que casualidad- , el chico este tan majo, Rafael Hernando, elegante y de verbo cuidado como el que más, quien dijo “En los últimos años los pensionistas españoles han ganado poder adquisitivo (¿?), y no ha sido precisamente el sector más perjudicado por la crisis…” “Nuestro sistema de pensiones es modélico para el resto de países”… O sea, que a qué puñetas viene tanta manifestación. Que nos quejamos de vicio. Viejos ingratos, eso es lo que somos, aunque muchos ayuden a sustentar con su mísera pensión, o no tan mísera, a sus hijos en paro.

Y para terminar, por ahora, estas magnificas intervenciones, va y nos sale el Gobernador del banco de España – sueldo de más de 186.000 euros anuales- y se despacha con lo siguiente: “Hay un alto porcentaje de jubilados que tienen vivienda en propiedad. Esto se debe tener en cuenta en los cálculos de pensiones y no se hace”… Toma del frasco. O sea, que los veinticinco años de media que nos hemos pasado pagando la hipoteca con sus bestiales intereses no cuentan. Y continúa: ·” Cuando se compra una casa en lugar de dedicar el dinero a abrir un plan de pensiones no actuamos como el resto de la mayoría de países europeos…” O sea, que según él, como tenemos una casa en propiedad, pues nada, que no nos paguen pensión y nos comemos a cachitos la casa. Magnifico. Y para terminar sus maravillosas y pedagógicas declaraciones dice que el problema es grave ya que la esperanza de vida continua aumentando y el sistema no soportará tanto jubilado. Pues nada, volvemos a construir hornos como hicieron los nazis y bajo la excusa de que nos van a rejuvenecer, que nos pongan en fila de a uno y vayamos pasando alegremente. Problema resuelto.

Ahí voy: Miren ustedes , señora Villalobos, señor Hernando – con perdón por lo de señor- y señor Linde – también mis disculpas por nombrarlo de esa manera- , les voy a explicar brevemente lo que hay que cambiar aquí.

España cuenta con el mayor número de políticos de la unión europea: 400.000 (datos de EL Economista, El Idealista, etc…). El país que nos sigue es Italia con…200.000 y la siempre puesta por ustedes como ejemplo, Alemania, 100.000, con casi el doble de habitantes que España. ¿Por qué no toman ejemplo de ellos? Un momento, hay más. Tenemos más concejales que cualquier país de nuestro entorno. Más de 5.000 – ¡¡¡cinco mil!!!- empresas públicas, entre estatales y autonómicas….

¿Continúo? No, mejor lo dejo. Ya mis palpitaciones se oyen en el salón y no quiero asustar a nadie.

De modo que si no nos van a subir las pensiones, al menos no nos anden tocando las narices que puestos a tener redaños, durmiendo, tenemos más que ustedes, y dejen de lanzar más perlas como las que he descrito. Se lo agradeceremos.

¡Hala! A hacer puñetas.

J.L. Pinto

Vox populi, Vox Dei

Cuarenta y ocho horas después de las elecciones celebradas en Andalucía, y cuando todavía dos señoras y  un caballero andan hurgándose en bolsos y bolsillos buscándose la cartera – esa que están seguros que les ha sido robada- , creo que, como andaluz que soy y consumidor compulsivo de SC ( léase Sentido Común), les voy a enviar un recado a las susodichas señoras y al tal caballero  con la única y sana intención de ayudarles a aclararse y de paso aliviarles tanta desazón.

Me parece increíble que anden dándole vueltas y mas vueltas, lanzando excusas peregrinas, sobre el descalabro del PSOE, PP y un tanto menos AA, padecido en las elecciones y la sorpresiva aparición, como elefante por cacharrería, de VOX. De todos ellos el más sorprendido e indignado, el PSOE: que si es increíble el apoyo tan amplio a un partido antidemocrático ¿?¿?, que si la culpa la han tenido los del PP que les han dado vida; que si la culpa es del cardenal de Ohio, que si la culpa… Que no, señoras y señores, que no. La culpa es de la desilusión tan grande que han generado en el aburrido, políticamente hablando, pueblo español. Y en Andalucía no iba a ser menos. La abstención tan bestial se ha debido a algo ¿o no? Pues eso, que cansados de política de guiñol, de mangoneos, mangueos y otros mamoneos, ya nos hemos agotado, y mucha a gente ha decidido coger por la calle de en medio – libertad de voto, menos mal –  y han decidido votar a aquella formación que sabían que más iba a desconcertar a la peña. Y lo han conseguido. Nada absolutamente que objetar. Sí, vale, también muchos les han votado por pura ideología, pero los menos, seguro.

El caso es que lejos de reconocer que este batacazo se debe a un desgaste descomunal, a una política estancada , a un electorado clientelista en muchos casos, lejos de querer reconocer lo que ha sucedido, unos (PSOE sobre todo) y otros (PP, aunque si finalmente Juanma Moreno sale como Presidente todo quedará en miel sobre hojuelas) y AA, aunque algo menos), siguen sin hacer una sola autocrítica. Y eso les va a llevar a la perdición. Lo he dicho en más de una ocasión y me reitero en que muchos de estos señores y señoras, aquí y rozando Portugal y los Pirineos, se piensan que somos tontos o algo peor. Y están muy pero que muy equivocados. Al final lo que cuenta es esta máxima:

Vox populi, vox Dei. Amén.

JL Pinto

Gracias, reina

Sssh, chicas, ¿estáis ahí? Vamos, parad un poquito de vuestros quehaceres, que os traigo una información de la máxima importancia para todas. Y vosotros, colegas masculinos, al loro también por si os da un subidón y queréis homenajear a vuestra pareja. 

Resulta que en una reciente entrevista, la reina Isabel II de Inglaterra,  ha manifestado, a modo de aviso a navegantas (esa palabra no existe pero me da la gana): “los riesgos tan importantes que conllevan llevar corona “.

Entre otras cosas recomienda que si por casualidad la llevas puesta a la hora, por ejemplo, de leer un discurso, levantes los brazos, pero nunca, nunca, bajes la cabeza. ¿Por qué?, porque se te puede romper el cuello. Sin exageraciones.

Ella solo la usa en ceremonias muy especiales (nunca en cocteles y otros saraos más o menos alcohólicos, ni por supuesto para el té de las cinco). Imagino que sucederá lo mismo para cambiar los pañales al crío o para pedalear haciendo spinning. 

La señora, para evitar cualquier tipo de suspicacias sobre posibles exageraciones,- que los británicos pueden ser hijos de muchas cosas pero nunca de exageraciones- nos aclara que la de ella, llamada Imperial de Estado, cuenta con 2866 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas, centenares de perlas y un gran rubí… vamos, que ríete tu de las joyerías de Cartier, Tifani , Bulgari y otras vulgaridades por el estilo. Y claro, tanta piedra, pues eso, que hacen que sea más pesada que unas migas con churros.

Que detalle el de la reina y sus sabios consejos. Ahora ya me explico porque cuando vais por la calle  jamás os he visto con una de estas coronas. Vosotras ya lo sabíais y la dejáis siempre en casa, junto a los bolsos y las cajas de zapatos. Si es que la española cuando sabe es que sabe de verdad, y ya habéis nacido aprendidas.

A ver si un día de estos, en otro derroche de sabiduría y de generosidad, la reina nos explica cómo llegar a final de mes sin sufrir sobresaltos. Seguro que tiene mucho que contarnos.

Mientras tanto solo podemos agradecerle el detalle y aguardar con impaciencia un nuevo consejo.  Entre nosotros, y de maneras coloquial quiero manifestarle que es muy “apaña”.  Gracias reina.

 J.L. Pinto 

 

El maestro

 

Tenía yo un maestro en el colegio, se llamaba don Juan, bueno, se llamaba Juan, pero nosotros, como era de ley, le llamábamos con el “don” por delante – qué tiempos aquellos- , al que teníamos verdadera y admiración, y respeto.

Cuando don Juan entraba por la puerta de clase, esta, la puerta, se hacía pequeña, pequeña. Recuerdo que nos miraba a todos con sus penetrantes e inquisidores ojos y luego, esbozando una sonrisa nos saludaba con un: “buenos días tropa, ¿habéis descansado lo suficiente como para aguantar toda la mañana aprendiendo?”, a lo que nosotros respondíamos a coro, más o menos coordinado: “Sí, don Juan”.

Y comenzaba a hablarnos de los Pirineos, las montañas que nos separan de Francia. Sí, que ya sé que no hace falta que lo diga, pero déjenme que me recree en aquellos momentos. “…Los habitantes de Francia, los franceses, son nuestros vecinos del norte. Hablan un idioma que se llama francés y que vosotros, si queréis ser hombres de bien el día de mañana, deberíais aprender…”. Así era don Juan. Yo quería ser de mayor un maestro, como don Juan.

Un maestro, según la definición del diccionario es “una persona de mérito relevante entre los de su clase”. Sí, esa era la definición que mejor le cuadraba a mi maestro.

Y en inglés, maestro se dice master. Y claro, la gente quiere ser un master, o tener al menos el título. Y pasa lo que pasa. Mi hijo está haciendo un master en la universidad de Barcelona. No lo hace en Málaga porque esa especialidad no se da aquí – diseño en tres dimensiones y cosas de esas -. Quiere ser maestro en lo suyo y vaya si le está costando trabajo. Y dinero, claro. Pero se ve que las reglas no son iguales para todo el mundo y algunos – o muchos – lo obtienen sin pisar la universidad, sin ir a clase, sin tan siquiera estudiar. Imagino que pagar sí que pagaran, pero cuanta gente conozco con el dinero suficiente como para, si pudiesen, comprar todos los títulos que jamás han podido conseguir estudiando. Es que eso viste mucho. Pero ¿y qué sucede con la formación que trae aparejada un título de esas características?

Estos días nos está tocando vivir otro show vergonzoso, ya he perdido la cuenta de cuántos van, de algunos de  nuestros políticos. Ahora a cuenta de los masters que consiguen por la cara, para engordar un currículo. Pero yo no me quedo solo en lo de engordar su currículo y me pregunto dónde está la formación que traería aparejada si realmente lo hubiesen cursado. Esa es una estafa en toda regla que no podemos permitir de ninguna manera, ni a políticos ni a no políticos. Pero lo peor de todo es que estamos tan acostumbrados a que nos mientan, que he oído decir estos días a más de una persona que no entiende tanto lío por un simple papel de nada. Tal como lo cuento. Master que no son master y políticos que no lo son.

Si viviese mi maestro, don Juan, les pondría un cerapio en conducta y toda la mañana mirando a la pared. Eso fijo. Ese sí que era un maestro.

JL Pinto 

El tocino, la velocidad y los panolis

 

Hace unos días, los ciudadanos de varias de las más importantes ciudades de nuestro país por su número de habitantes- no vaya nadie a pensar mal, que es que últimamente tenemos la piel demasiado fina y en seguida nos soliviantamos-, han visto secuestradas sus calles, su derecho a circular y a usar un servicio tan básico como es el transporte por culpa de la huelga de taxis o la guerra de los vehículos con conductor, que cada cual lo llame como quiera.

No se me va a ocurrir a entrar en valoraciones de quien lleva o no razón en este escabroso asunto, aunque lo que sí ha quedado meridianamente claro una vez más, es que somos los panolis de a pie, los ciudadanos, los que aguantamos las velas de todas esas naves, y de tanto hacer de “palo” cualquier día nos vamos a romper.

Y resulta que en medio de tanta información y desinformación, va y se entera uno que las licencias aprobadas en su día para los famosos VTC, o sea, la competencia de los taxis y el motivo de esta huelga –guerra que no ha hecho más que comenzar-  , está en manos de empresarios, banqueros, fondos de inversión y algún otro que oportunista más. ¿Se me entiende? Vamos a ver, que estos señores, entre todos ellos tienen más de 10.000 licencias. ¿Lo pillan? Que si cada licencia la compraron, por poner un ejemplo, a 4.000 euros, se venden por…50.000!!! (Datos de El Confidencial) y claro, hay que sacar las licencias para adelante como sea.  Menudo negocio de estos “privilegiados”; menudo chollo de país el nuestro.

Si se va a dar un servicio público lo normal sería que fuese la administración quien controlase todo este tinglado, pero no, una vez más está en manos privadas. Empresarios de diversos sectores industriales, banqueros… ¿Qué tienen ellos que ver con el transporte?¿De donde les viene ese interés por lo público? A que resulta que va a ser por dinero. 

¿Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad? Va a resultar que los cerdos van más rápido que el coche de Hamilton. Y los panolis que aguantamos los ”palos” de los demás aquí en medio.

Dios, que veranito.

Jl Pinto

 

 

 

Se busca un rio

¿A que resulta gracioso este titular? Parece sacado de una campaña de marketing para la venta de artículos de pesca, ¿a que sí? Pues nada más lejos de la realidad.

Lo que voy a contar es real y, de no resultar tan patético, podría resultar muy gracioso. Bueno, cuanto menos, es bastante imaginativo.

Resulta que en Ibiza, concretamente en la turística localidad de Santa Eulalia del Rio, quieren dejar a la santa sin apellido, o sea, quitarle el río. Ja,ja,ja, que gracia tiene. 

Que sí, que el gobierno balear, en su nuevo plan hidrológico van y dicen que el único río existente hasta ahora en las Isla Baleares, el rio de Santa Eulalia, ya no existe y lo borran de todos los mapas. Como el que quita una mancha de un traje. 

Claro, la reacción no se ha hecho esperar y el alcalde de la localidad (PP), ha montado en cólera y dice que estos del govern no saben que inventarse para quitarle el soberano protagonismo a la localidad que gobierna. Diga usted que sí, que puñetas, que empiezan por un río – que por cierto hace tiempo que no lleva una gota de agua – y acaban desmontando el mismísimo ayuntamiento, y esa es harina de otro costal, o del mismo costal, que uno ya no sabe que pensar. Que el señor alcalde argumenta que ahí están los puentes para demostrar que hay río – bueno, más bien cauce-.

Y no contentos con esto – me refiero a los del govern – va y dicen que no saben por qué se pillan estos cabreos tan tontos estos ibicencos de las fosas nasales, si en realidad en Baleares no hay un río, como desde tiempos inmemoriales presumen los de Santa Eulalia, sino que hay 91 ¡Toma ya! De la noche a la mañana aparecen 90 ríos nuevos, que ríete tú del bastonazo de Moisés para separar las aguas. Esto sí que mola. 

Uno no sabe ya qué pensar de determinados políticos y de sus decisiones, pero me da la sensación de que se aburren, así de sencillo, se aburren como semáforos en mitad de un desierto. Cuando actúan así dan la sensación de tener la misma utilidad que… los citados semáforos.  

 

JL Pinto.

Scroll hacia arriba