Prohibicion de cantar en Navidad

Hasta que el saco se rompa

Menuda irritación llevaba anoche mi vecino Paco. El hombre, ya jubilado, cuenta entre sus pocas aficiones la de cantar – y no lo hace nada mal- en una pastoral del barrio. Llevan ensayando desde hace semanas y ahora, en llegando estas fechas, comienzan con sus recitales. Hasta un nieto, chiquitillo, muy gracioso, ha incorporado al elenco de tan navideño grupo. Y tengo entendido que no es el único caso donde se mezclan niños con mayores. Eso está muy bien. Así es como se mantienen de verdad las tradiciones. Bueno, pues todo eso, por lo que he podido comprobar personalmente, no se va a poder realizar. ¿Quién tiene la culpa? ¿La crisis? ¿Qué no hay ganas ni de cantar ni mucho menos de oír villancicos? ¿Tan mala está la cosa? Pues no. Se debe a un bando emitido por nuestro ayuntamiento relativo a la Navidad y las actividades en la calle.

Uno ve muy lógico que se limiten ciertas actividades como tirar petardos, lanzar cohetes, beber en la calle, gritar en la calle, hacer las necesidades fisiológicas en la calle, en definitiva, ser indecorosos y molestos en la calle. Pero prohibir cantar, en una épocas tan especial y celebrada como es la Navidad, a riesgo de ser multado y que te requisen, por ejemplo, la zambomba y el almirez – la botella de anís se entiende que no la llevas -, me parece muy desafortunado y triste, muy triste.  No sé quién tiene la vara de medir – sentido común- en nuestro ayuntamiento, pero visto lo visto, me parece que la medida es cuanto menos desacertada.  

Vamos a ver qué va a suceder cuando lleguen los Carnavales o la Semana Santa, eso por no mencionar la Feria y la maravillosa selva tropical  en que se convierte el centro de la villa. Que no, que uno es de los que apoya y avala muchas de las medidas tomadas por nuestros regidores, pero esta me parece muy mal. No cantar “los peces en el rio” o “ya vienen los Reyes Magos”, fuera de la intimidad del hogar, me parece una aguada de fiestas. ¿Y saben lo que pasa? Pues que cuando se mete todo en un mismo saco, este se acaba rompiendo.

 

JL Pinto

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