muerte-homenaje

Charles Aznavour

No es solo la nostalgia lo que me invade, es un sentimiento nuevo el que se ha instalado en mí, seguramente en muchos de los que te seguimos, casi te idolatramos, durante años. Nos enseñaste a amar la soledad, a vivir con la melancolía y amar con tu voz, con tus letras, expresión trasladada de tus sentimientos. Tus letras y tu música permanecerán flotando a nuestro alrededor, colándose descaradas entre las grietas de nuestros anhelos. Ahí estarás, ya siempre eterno. Antes también lo eras. Aquella bohemia que era flor de nuestra edad, que podía ser  la belleza o la bestia, el hambre o la fiesta. La bohemia recordará la profunda emoción de recordar el ayer cuando todo Venecia me hablaba de amor. Que callada quietud, que tristeza sin ti, si me faltas tú. Ella ha decidido atraparte para siempre. Ella que puede ser el espejo de mi sueño, una sonrisa que se refleja en el arroyo, y morir de amor es morir en la oscuridad, cara a cara con la soledad sin poder implorar clemencia ni piedad. Por todo ello, por todo lo que nos has regalado a lo largo de tu dilatada carrera, de tu vida, y por tanto y tanto, yo no te dejaré de amar, y por tanto te dejaré sin lágrimas y sin gritar, más temblará el fondo de mi piel….

Ironías de la vida, pero las propias letras de tu inolvidable cancionero, han servido para escribirte mi carta de despedida. Te lo debía. Y mientras te escribo me acompañas, una vez más, empujando el “estro” que inspira mis composiciones, a veces mis propios sueños. Han sido muchas horas de compartirte durante toda mi vida.

Y aquí seguirás, mi querido Charles.

Merci mon ami.

JL Pinto

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