Author : admin

La Tormenta

Todo transcurre durante una tormenta desencadenada de madrugada. Durante la misma, y desvelados, bien por la propia tormenta o bien por el miedo a ella, irán apareciendo en escena los distintos miembros de una familia bastante común. Pero todo lo que parece normal en un principio, se torna en convulso y a veces hasta “tormentoso” conforme pasa el tiempo, para culminar con un desenlace un tanto inesperado.

Un lugar entrañable

Existe en el salón de casa la clásica mesa baja, junto a un cómodo sofá, destinada básicamente a ser depositaria de revistas, alguna fotografía enmarcada, mandos para el manejo de la tele, y elementos por el estilo. Nada fuera de lo común. Tiene a ambos extremos unos cajones donde guardaba posa vasos – para cuando surge tomar una copa circunstancial, pocas veces, la verdad – , revistas atrasadas que a uno le da reparo tirar porque están nuevas, y poco más.

Como se puede observar he utilizado el verbo en pasado: guardaba, y lo he hecho así porque ya no, ya son otras cosas mucho más interesantes las que ocupan esos cajones,y por ende, casi siempre, la propia mesa.

Hace tres años llegó una criatura, una niña despierta y preciosa llamada Akane, hoy tiene ya tres años, y hace poco menos de un año, Erik, su hermano, que tampoco se queda atrás. Dos criaturas extraordinarias que se han adueñado de mi corazón, bueno de los corazones de todos los miembros de la familia, y por ende, de la mesa y sus cajones.

Apoyándose en ella aprendió a ponerse en pie Akane y ya lo hace también con gran habilidad su hermano.

Sobre ella juegan a mil aventuras que imaginan con las decenas de juguetes y cuentos de todo tipo que ocupan ahora sus cajones.

Esta mañana me he encontrado encima de la mesa una de los perros de la “patrulla canina”. Creo que Skye se llama,- la verdad es que no estoy muy seguro-, es el que vuela. Pensé que se había quedado olvidado a la hora de recogerlos, pero después me he fijado bien y el motivo era otro: había escapado de la apretura del cajón para salir a rescatar a Nemo, que andaba caído en el suelo, por el otro lado de la mesa.

He recogido a ambos y los he depositado, no sin poder reprimir una sonrisa, en el interior de su nuevo hogar: los cajones de la mesa del salón. ¿Habrá lugar más entrañable?

JL Pinto

Con la mano en el corazón

Ahora que por fin estamos comenzando a “socializar” un poco más con el comienzo de las distintas desescaladas del estado de alarma, y que por lo tanto volvemos a reencontrarnos especialmente con familiares y amigos, nos enfrentamos a una situación un tanto extraña o cuanto menos peculiar: no podemos besar, abrazar, dar la mano, ni realizar cualquier tipo de contacto físico, acciones tan vinculadas a nuestras vidas casi como el respirar, especialmente por estos lares. Y nos está costando lo nuestro. Que es que se nos van las manos, cuando no directamente los brazos a la personas que tenemos en frente.

Unos políticos, creo que fueron ellos los primeros, idearon un peculiar saludo consistente en un original y pulcro roce de codos, pero, permitanme que les diga que desde el primer momento me ha parecido algo bastante extraño y un tanto retorcido, nunca mejor dicho, dada la postura que hay que adoptar.

Los orientales están teniendo menos problema con este asunto ya que ellos tradicionalmente escenifican esos saludos cotidianos uniendo las manos e inclinando la cabeza.

Pero, no, tampoco veo que ese sistema cuadre con nosotros. No nos va eso de perder la mirada de los ojos de la personas a la que saludamos. Descartado pues.

Después de darle muchas vueltas me ha parecido que una forma ideal, y que debo reconocer que ya he puesto en práctica desde hace algún tiempo, es saludar a nuestras personas cercanas y queridas, colocándonos la mano sobre el pecho, a la altura del corazón.

Desde mi punto de vista, ese gesto lo dice todo: aquí te llevo conmigo.

Mañana día 26 de mayo comenzaremos diez días de luto, el oficial, porque de luto llevamos mas de dos meses. Más de 28.000 españoles nos han dejado, entre ellos seguro que algunos muy cercanos a cada uno, cuando no directamente familia o amigos, y otros muchos seres anónimos, a los que a pesar de no conocerles nos han dejado su huella de dolor y vacío y que se han marchado sin esperarlo nadie. Ellos los que menos. Sin despedida.

Mi saludo, ese gesto de la mano en el corazón, también los incluye a todos ellos. Será un homenaje póstumo, personal, que aunque un tanto anónimo, tiene el mismo y sentido valor.

Es mi propuesta: ante la falta de un irreemplazable abrazo, la mano al corazón. Por ellos, por nosotros.

JL Pinto

Mucha nota que tomar

Mirando los distintos informativos que cada día nos ofrecen sobre la pandemia Covid19, los distintos medios recurren frecuentemente – para dar más relevancia y veracidad a la noticia – a inminentes investigadores de Estados Unidos – sobre todo- , pero también de otros países. A uno se le llena el cuerpo de orgullo patrio cuando observa que en muchas ocasiones el gran científico consultado se llama Jose Domenech, – por poner un ejemplo- , o sea, que español.

Pero debo reconocer que al rato ese orgullo por lo autóctono se torna en monumental cabreo al pensar el motivo por el que ese español ejerce en USA o en ALEMANIA y no en España. Y la respuesta es bien fácil: la comunidad científica internacional venía advirtiendo y continúa haciéndolo, a nuestros gobiernos, desde hace años, de la importante fuga de cerebros que cada año se produce en nuestro país.

Este hecho tiene muchas vertientes negativas, pero sobresalen dos: la inexorable pérdida de talento y por lo tanto de desarrollo, y la condena a perpetuarnos como un país de servicio y poco más. Eso por no mencionar el despilfarro de la enorme inversión en educación para que después se la terminen apropiando terceros países. Punto.

Mas de 12.000 investigadores han salido de nuestro país en la última década. Una hemorragia de talento que nos impide salir de la mediocridad. Insisto en que esta falta de apuesta por la investigación nos condena a ser un país con aspiraciones serviles y muy poco más.

Mientras en el periodo 2009-2018 Alemania invertía de lo público en investigación, el 35,7% , Reino Unido el 29.6%, nuestro país… – 12,60%, y de inversión de la parte privada: Reino Unido el 62,4%, Alemania el 34,60% y España…el -5.8%. Y así nos luce el pelo.

Y en esta crisis pandemico-economica se nos está viendo el plumero, que si en investigación estamos así, para que decir en Sanidad. Solo un dato sencillamente aplastante: mientras España invierte 1.617 € per capita, nuestro vecinos franceses los hacen por 3.278 €, alemanes 3.879 €,c italianos 1.900 € , y por poner algún ejemplo con menor inversión que nosotros, Portugal: 1.185 €, pero no me digan que su gestión de la pandemia no está siendo de libro de honor.

Perdón por el mareo de tanto dato y tanta estadística algo a lo que no soy nada aficionado, pero es que me da rabia. Como que Ignacio Cirac, una autoridad española en computación cuántica y que ejerce en Garching,Alemania, ganase el premio Cervantes, que orgullo, pero por desarrollar trabajos que en España ni soñando habría podido realizar…

¡A ver si tomamos nota!

JL Pinto

La otra pandemia

Si algo nos está aportando este confinamiento, este enclaustramiento forzoso, es poder apreciar situaciones que por tenerlas asimiladas en el día a día nos pasan desapercibidas. Tengo la suerte de vivir muy cerca del mar y delante de un parque precioso. Ya saben, pájaros, olas del mar, vegetación muy variada, o sea, naturaleza, aunque hasta ahora esa naturaleza me resultase un tanto indiferente.

He descubierto que las gaviotas ya no se detienen en los tejados de las edificios donde reposan como auténticas vigías entre vuelo y vuelo. Ahora se las puede ver, como si de un programa de National Geographic se tratase, en la orilla del mar, su habitat natural. Y resulta todo un espectáculo.

Veo un cielo tan limpio y despejado durante todo el día, que hasta las nubes se ven más bonitas, y un aire que respiro con ansía, quizás provocado por el hecho de que tenga que hacerlo desde mi terraza y no en la calle como me gustaría. Pero un aire en definitiva tan limpio como no se recuerda en décadas.

Puedo oír todas las mañanas , al despuntar los primeros rayos del sol, el trinar, gorgojear y cantar de multitud de pájaros, que hasta ahora no me habían llamado la atención, sencillamente porque no los escuchaba. Extraordinario el cambio que se ha producido en lugar del tumulto, los coches, los cánticos de beodos y otros ruidos humanos, con los que me dormía y me despertaba de manera cotidiana especialmente los fines de semana.

O escuchar claramente el batir de las olas del mar, suave y plácidamente, cuando hasta ahora solo era posible oírlas los días de temporal fuerza cinco, como mínimo.

Todos hemos podido ver en televisión o a través de videos que recibimos en nuestros terminales de teléfono como, dependiendo el lugar del mundo, numerosos animales salvajes, ocupan espacios hasta ahora impensables para nosotros y para ellos mismos.

Jaguares, jabalíes, corzos, lobos, osos, águilas, halcones y un larguísimo etcétera de especies que están ocupando a sus anchas lugares donde normalmente residimos los humanos.

¿Se imaginan que en lugar de estar un par de meses confinados estuviésemos unos cuantos años? Sería de locos, para nosotros y para los animales, aunque por distintos motivos y con diferente desenlace.

Nosotros seguramente acabaríamos locos de atar en el mejor de los casos, y ellos ocupando el espacio natural en el que siempre habían vivido.

Cuando podamos por fin salir de nuevo con cierta normalidad espero que no se nos olvide este confinamiento que estamos padeciendo . Y tampoco que nosotros somos responsables directos de esa otra pandemia que, sin darnos cuenta, venimos provocando desde hace muchos años: la destrucción de la naturaleza. Avisados estamos y en nuestras manos está mitigarlo.

JL Pinto

La cometa

Recuerdo siendo un chiquillo, allá en mi barrio de la Isla, jugaba con otros niños a volar cometas. Como la economía no daba para mucho,- más bien para casi nada- , las construíamos nosotros mismos con varillas finas de madera, haciendo un marco que cubríamos con un papel lo más fino posible – eso dependía de la suerte de cada cual-, una larga cola de tela, y hilo, mucho hilo, que casi siempre “robábamos” en casa. No recuerdo exactamente la altura que lograba alcanzar con mi artilugio, pero yo imaginaba contemplar toda la ciudad subido en ella.

Hace unos días pude ver unas imágenes espectaculares de Málaga, desde el aire, – grabadas por la policía – , desde los montes hasta la costa, casi barrio por barrio. Una ciudad preciosa, luminosa, pero, demasiado tranquila, taciturna. Una ciudad confinada, como tantas otras.

Y me volví a imaginar aquellas mas bien destartaladas cometas – pero para mi las mejores que pudieran existir- , con la que recorrer mi ciudad., cruzando el cielo malagueño vertiginosamente , y a la propia Málaga, a mi lado, subiendo en ella.

– “ ¿ Ves mis calles, mis plazas, mis fuentes y plazuelas?. ¿ Ves mis parques y jardines mis avenidas y alamedas, los montes y el mar, que entre ambos me rodean? ”.

– Claro, son lo que ensalzan tu grandeza y tu belleza.

Y Málaga guarda silencio, sumida en sus pensamientos, tal y como se encuentra desde hace muchos días, observándose sola allá abajo. Me mira, con gesto triste, algo que resulta muy extraño en ella, hablándome con una casi forzada sonrisa.

– “Me dicen la bella, la defensora de la libertad, la muy hospitalaria, hasta la ciudad del Paraiso, y me siento muy agradecido y orgullosa por ello, pero, miro ahí abajo, y compruebo ahora mas que nunca que no soy nada sin mi gente que pasean por mis venas, que dan sentido a la vida de esta tierra.”

Y Málaga se baja despacio, seguramente para no estropear mi cometa, y se aleja con paso lento , y se pierde entre las primeras sombras de la tarde, quizás llamada por los aplausos que suenan en todos los balcones, que uno imagina también dirigidos a ella.

¡Viva Málaga y su gente!

JL Pinto

El retrato

Según nuestro rico, aunque últimamente maltratado, idioma, “retratarse” es un verbo pre nominal cuyo significado es: proyectar una persona mediante sus palabras algo que quería mantener oculto. No pretendo dar ninguna lección de gramática, ni de lengua, ni tan siquiera de giros coloquiales más o menos usados en el día a día. Simplemente quiero denunciar lo que está ocurriendo desde las pasadas elecciones hasta el día de hoy.

Una vez que todas (las personas) hemos pasado por las urnas para depositar nuestra opción política mediante el voto, y conocidos los resultados de las pasadas elecciones, hace justo hoy un mes, estamos asistiendo a lo que debería ser el uso y juego de la democracia, pero que se ha convertido en un esperpento, en un espectáculo, nuevamente, bochornoso, que posiblemente nos lleve a tener que pasar de nuevo por la caja transparente de la democracia. Y si eso llegase a suceder creo que todos habremos comprendido, hayamos votado a la opción que sea, que nuestro políticos han dejado claro que nosotros les importamos una higa, un pimiento, vamos una m….., y que una vez que depositamos el voto, todo se queda en nada.

Queda claro que lo único que les interesa por encima de todo, -y en ese de “todo” estamos incluidos los casi CUARENTA Y SIETE MILLONES de españoles- , es el PODER. Lo de gobernar que lo haga cada uno en su casa. Eso es lo que hay, y además, y es lo peor, lo dicen y lo muestran sin ningún tipo de disimulos.

Eso sí, si nos vuelven a llamar de nuevo a las urnas, a ver con qué cara nos vuelven a decir que es por España, esa palabra con la que se les llena la boca y según dicen, el corazón, pero que se evapora en el aire cuando la pronuncian, como se evapora el barniz del lienzo de ese retrato que se han hecho todos ellos. Patético y mediocre retrato.

JL Pinto

Al maestro Manuel Alcántara

Apenas contaba con 20 años, allá por los años setenta del pasado siglo, cuando me aficioné, también, a la lectura del periódico, mejor dicho a tu columna en el diario SUR. Descubrí que era la forma más sencilla y divertida de tener una resumen de la actualidad, local, nacional e internacional, todo ello en trescientas palabras. Y así hasta hace unos días.

Te he leído durante toda mi vida, te he admirado durante toda mi vida, hasta creo que a la hora de escribir mis intermitentes artículos, parece que imito – que más quisiera yo – tu estilo. Aunque te aseguro que no es imitación, es el resultado de haberte leído durante cuarenta y dos años, y algunos días más. Llevo impregnado tu estilo como si fuese mi propio ADN literario.

Hace dos años tuve la suerte de poder conocerte personalmente. Un grupo de amigos te entregamos el premio Malagueño del Año – Asociación gastronómica periodista Paco Rengel- al que asististe con la mayor disposición y cordialidad. Y tuve la suerte de que charlásemos unos minutos con cierta tranquilidad. Me dio tiempo a expresarte mi admiración, a comentarte mis recuerdos de este o aquel artículo, quería contarte muchas cosas. Me escuchabas con atención, me mirabas y sonreías. ¡Ah! Me palmeaste repetidamente el hombro y me dijiste que no te hablase de usted, que el “usted” entre “colegas” no cabía. Por eso hoy me permito tutearte. No sé cuánto tiempo aguantaré haciéndolo.

Aquel día nosotros te dimos un regalo, consistente en una biznaga de plata –símbolo de nuestra tierra y representación escogida para nuestra distinción anual – pero tú sin saberlo me diste el más grande que podría recibir: me llamaste “colega”, y eso nunca lo olvidaré.

Ahora me he quedado, nos hemos quedado, sin el maestro. Ya nadie contará las cosas como lo hacías tú. Ya nadie mirará el mediterráneo con la admiración, el amor y la complicidad con que lo hacías tú. No existe otro Manuel Alcántara. He aguantado más de lo que pensaba con este impostado tuteo.

Hasta siempre señor, querido maestro. Descanse usted en paz.

Jl Pinto.

Yo no quiero ser manada

A ver chicos – lo de chicos es por el sexo, nada que ver con la edad de cada uno- y esto va dirigido a todos los de edad de saber leer en adelante. Ahí va un toque de atención, muy serio en este caso. No se me dispersen por favor.

¿Se han enterado ustedes de la sentencia que se dictó ayer sobre el caso de la famosa “manada”? Sí, ¿no? Nueve años –aunque la sentencia está recurrida por parte y parte-, que por cierto no han contentado a nadie. Al margen de la sentencia en sí, y de que considero que hay que revisar muchas leyes de este país nuestro, especialmente las relativas a las que tienen que ver con todo tipo de violencia de género y por supuesto de sexo, quiero centrarme en la postura de nosotros, los hombres, en este asunto.

Hay opiniones para todos los gustos, que si los jueces y abogados no se ponen de acuerdo, nosotros, los de a pie, no íbamos a ser menos, pero por encima de todo están los valores, la educación y la decencia misma.

A ver si nos enteramos de una vez, y esta para siempre, que la mujer no es el juguete masculino de la creación. A ver si nos enteramos de una vez que esa chica o esa señora, tan guapa, tan vestida como a ella le sale de sus narices –que para muchos es pura provocación – no está ahí para nuestro uso y disfrute. Y eso se les hace a muchos, muy, pero que muy largo.
Insisto en no entrar a valorar, por ahora porque hay recursos interpuestos, si la sentencia es o no justa, excesiva o corta, pero si cuanto menos que discutir la lectura que sobre la misma han hecho los que imparten justicia, los que interpretan las leyes.
Que los magistrados dicen reconocer, textualmente, “que no hubo consentimiento por parte de la víctima”.
¡Ya está! ¡Ahí se debería acabar la argumentación! Así debería ser, porque lo que continua, a partir de ahora es una aberración, una vergüenza. Literalmente de nuevo: “los acusados no utilizaron la violencia suficiente que requiere el delito”. Me resulta penoso, increíble, fuera de todo sentido común. Pero parece ser que así está escrita la ley.

Pues si está escrita se cambia, y si no se puede cambiar se rompen las reglas del juego. Pero lo que no puede ser es que se alegue que durante el abuso no se dio suficiente caña como para considerarlo violación. Quizás habría que hacerles probar a estos señores letrados la medicina y hacerles vivir la «experiencia». A ver que opinaban después.
Machotes.

JL Pinto

El Vigía Puerta Oscura

La miseria y las epidemias no pueden con la fuerza y los sueños de Pedro, un niño de la calle, cuya desbordante imaginación y enorme tenacidad le permiten sobrevivir intentando forjarse un futuro halagüeño. En un escenario de máxima pobreza, de revoluciones obreras a la vez que de desarrollo industrial, pasa su vida en comprometida relación con personajes de las más diversas clases sociales.

En medio de la vorágine, se ve obligado a huir, sobrepasado por los acontecimientos que le impone un destino inoportuno, a la isla de Cuba, sumida en una guerra de causas complejas. El viaje de ida y vuelta le permitirá vivir un mundo mágico, contrapunto de la adversa realidad, en el que va siendo introducido por Marina, una niña omnipresente de fascinantes poderes, y que se ve implementado por la santería y la magia negra practicadas en la isla.

La llegada a Málaga le permite retomar sus orígenes, recuperar todo aquello a lo que se había visto obligado a renunciar y ajustar su mente, estragada por un cúmulo de intensas experiencias que han puesto en peligro su salud.

Scroll hacia arriba