Todo fue oscuridad

Ha sucedido en París, empero me temo que podría haber ocurrido en cualquier lugar de este vasto planeta; en cualquiera de esas multitudinarias, bulliciosas y populares ciudades habitadas en casi todos los casos por millones de almas. ¿Almas?

Pero, como decía, ha sido en París, la ciudad de la luz, que cuando se produjo el hecho debía estar sumida en la más profundas de las oscuridades. A pesar de que tan solo eran poco más de las nueve de la noche.

René Robert, fotógrafo enamorado toda su vida del flamenco, al que le dio impulso a su modo fotografiando a figuras como Camarón o Paco de Lucia, entre muchos otros. Una vida entre bambalinas y búsqueda de recursos de luz, de ángulos, para regalarnos su arte. Así hasta los 84 años.

Y fue hace tan solo unos días cuando en un mal tropiezo cayo de bruces en el suelo. En una tarde-noche de gélido frío parisino. Más frío que nunca. Y ahí estuvo, inmóvil, como cualquiera de sus muchas instantáneas, sin que nadie se molestase en preguntarle que le sucedía. La gente miraba insensible el momento y continuaba su camino. Hasta las seis y media de la madrugada. Tuvo que ser un mendigo, un indigente, un hombre de la calle, el que acudiese en su auxilio. Pero ya era tarde. El frío suelo de cualquier calle anónima se lo llevó por delante. O quizás la inacción de la cantidad de gente que pasó por su lado y no se molestó en saber que le podía haber ocurrido a aquel hombre. Ahí, tirado en la acera.

Y París perdió la luz. Todo fue oscuridad. Pero por desgracia ya es agua pasada…

JL Pinto

Todo fue oscuridad

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