Recuerdo que aquel día estaban todos. Una gran expectación había surgido en la “empresa”. En teoría eran los idóneos para hacerla llegar a lo más alto y garantizar el futuro de todos los empleados, fuese cual fuese su departamento.
Al poco de realizar las primeras presentaciones, comencé a advertir las primeras miradas desconfiadas, a pesar de ser compañeros y tener un único objetivo: la empresa.
El departamento de logística se había apuntado un gran tanto con el nuevo enfoque para la distribución y recepción de material, algo que lejos de agradar al compañero de financiación le puso de inmediato en guardia. “El muy ca…. No me ha dicho nada. Ahora me veo obligado a modificar la base presupuestaria. Esto no le va a gustar al gran jefe. Me va a hacer quedar mal..” pensaba malhumorado.
“¿Estas seguro de que cuentas con superficie suficiente para llevar a cabo tu propuesta?”, preguntó irónico dejando desconcertado al de logística, lo que hizo que de inmediato el resto de los reunidos se cruzaran miradas malintencionadas. “Lo tiene cogido con alfileres. El proyecto acaba de morir..”.
Lógicamente, después de ese varapalo, no volvió a intervenir en lo que quedó de reunión.
Luego, durante un descanso para tomar un café, los de desarrollo comentaron, entre pasillos, los nuevos productos que iban a presentar a continuación. “Van a ser la bomba. Ya lo veréis..” , se mostraban eufóricos, ilusionados. Pero nadie sabe cómo, no habían terminado de realizar su también excelente presentación, cuando otro de los departamentos implicados, el de diseño, intervino: “ No estoy seguro al cien por cien, pero ese producto creo que ya está en el mercado…”, dijo, sin aportar ningún tipo de documentación o prueba de su existencia.
Lógicamente, ante estos hechos, el consejo de dirección decidió que no era el momento de actuar y que serian emplazados para una nueva reunión más adelante.
Sucedió que la empresa continuó agudizando su crisis y las carencias que ya tenía. Ahora se encuentra en plena huelga, con un 50% de la plantilla en ERTE y sin encontrar salida alguna.
Menos mal que ahí siguen los de la “junta directiva” para buscar nuevas soluciones.
¡Ah! lo olvidaba, el nombre de la empresa es ESPAÑA, y a los de la “junta directiva” los llaman POLÍTICOS.
Hasta la próxima reunión.
JL Pinto