La cometa

Recuerdo siendo un chiquillo, allá en mi barrio de la Isla, jugaba con otros niños a volar cometas. Como la economía no daba para mucho,- más bien para casi nada- , las construíamos nosotros mismos con varillas finas de madera, haciendo un marco que cubríamos con un papel lo más fino posible – eso dependía de la suerte de cada cual-, una larga cola de tela, y hilo, mucho hilo, que casi siempre “robábamos” en casa. No recuerdo exactamente la altura que lograba alcanzar con mi artilugio, pero yo imaginaba contemplar toda la ciudad subido en ella.

Hace unos días pude ver unas imágenes espectaculares de Málaga, desde el aire, – grabadas por la policía – , desde los montes hasta la costa, casi barrio por barrio. Una ciudad preciosa, luminosa, pero, demasiado tranquila, taciturna. Una ciudad confinada, como tantas otras.

Y me volví a imaginar aquellas mas bien destartaladas cometas – pero para mi las mejores que pudieran existir- , con la que recorrer mi ciudad., cruzando el cielo malagueño vertiginosamente , y a la propia Málaga, a mi lado, subiendo en ella.

– “ ¿ Ves mis calles, mis plazas, mis fuentes y plazuelas?. ¿ Ves mis parques y jardines mis avenidas y alamedas, los montes y el mar, que entre ambos me rodean? ”.

– Claro, son lo que ensalzan tu grandeza y tu belleza.

Y Málaga guarda silencio, sumida en sus pensamientos, tal y como se encuentra desde hace muchos días, observándose sola allá abajo. Me mira, con gesto triste, algo que resulta muy extraño en ella, hablándome con una casi forzada sonrisa.

– “Me dicen la bella, la defensora de la libertad, la muy hospitalaria, hasta la ciudad del Paraiso, y me siento muy agradecido y orgullosa por ello, pero, miro ahí abajo, y compruebo ahora mas que nunca que no soy nada sin mi gente que pasean por mis venas, que dan sentido a la vida de esta tierra.”

Y Málaga se baja despacio, seguramente para no estropear mi cometa, y se aleja con paso lento , y se pierde entre las primeras sombras de la tarde, quizás llamada por los aplausos que suenan en todos los balcones, que uno imagina también dirigidos a ella.

¡Viva Málaga y su gente!

JL Pinto

La cometa

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