(Coincidiendo con la feria del turismo, FITUR, que se ha celebrado durante esta semana)
Estimado turista, A través de estas líneas quiero expresarte mi agradecimiento, y estoy seguro sin riesgo a equivocarme que puedo hablar en nombre de mis paisanos malagueños, por haber elegido venir a visitarnos a esta bendita tierra.
Los datos son claros: más de un millón trescientas mil personas, de otros países y de otros puntos de España, decidisteis venir a pasar unos días de ocio y relax en nuestra tierra durante el año que acaba de finalizar. Más del doble de la población de nuestra ciudad. Ojalá no os hayamos defraudado.
Hemos sido la ciudad española que mayor crecimiento ha tenido en número de visitantes, algo que debe alegrarnos a todos, y por eso quiero expresaros nuestro agradecimiento.
Querido turista, quiero que sepáis que nos encantáis, vamos, que no gusta como sois. De alguna manera todos somos turistas cuando salimos de nuestro lugar habitual de residencia y por eso, como turistas que también somos – todos somos turistas en un mundo de puertas abiertas- , en Málaga no vais a encontrar ningún cartel de “turista vete a casa”, o “go home” para los no nacionales. Nuestra vocación es otra. Y nuestro sentido común está en perfecto estado: sabemos que aquí vivimos del turismo y que debemos,- queremos-, cuidarlo. ¿Qué el casco histórico se satura, especialmente los fines de semana y en fiestas señaladas?, pues muy bien. ¿Qué van a hacer si no nuestros visitantes? ¿Pasear por Ciudad Jardín, la barriada de la Luz o Capuchinos? ¿Ir de museos a la Cruz de Humilladero o al Palo? Es normal que se queden en el centro de la ciudad. Peor sería que no viniesen.
Todo esto quiere decir que las campañas de publicidad, el dinero de todos nosotros, invertidos en promoción, dentro y fuera de España, funciona. Nada que objetar. Pero todos debemos tener claro que la ciudad en sí, por su clima, sus monumentos y sus buenas comunicaciones no es suficiente. Somos nosotros, sus habitantes, la verdadera alma de la ciudad. De todas la ciudades. Somos los que la hacemos acogedora, atractiva, simpática, alegre y moderna. Sí, todo eso lo conseguimos entre todos. Nunca debemos olvidarlo…para no fallarles a ellos, a nuestros queridos turistas.
Hace muchos años, la campaña de promoción era: al turismo una sonrisa. Hoy esa campaña se renueva con la sonrisa y se refuerza con el buen trato, la honestidad y la educación. Pero tampoco deben olvidarlo nuestros gobernantes. Nosotros hacemos nuestro trabajo. Ellos deben hacer repercutir en nuestros barrios parte de la riqueza que genera tanto esfuerzo. Esos lugares en los que dirimimos el día a día de nuestras vidas, ajenos al tumultuoso mundo del turismo.
En fin, no quiero perder la perspectiva ni la esencia de esta carta que nos es otra que el turista.
Os continuaremos recibiendo con todo el cariño del mundo. Recuerdo una familia al completo, de alemanes, que la pasada feria paseaba por la acera de la Marina. Botella de Cartojal en la mano y riendo a carcajadas viendo como la abuela, totalmente involucrada en la fiesta y vestida con un traje de flamenca, levantaba los brazos al aire con un arte que ríete tú de las romerías de Nuremberg, mientras repetía una y otra vez ¡jolé! ¡jolé! con un inconfundible acento teutón. Estaba la abuela para comérsela. Y ellos felices como para ponerles un marco.
Queremos que esa y otras imágenes similares se repitan. Con el granito que pongamos cada uno de nosotros lo conseguiremos.
Querido turista; que eso; que os vengáis todos para acá. Os esperamos con los brazos abiertos. Si queréis llegar a los dos millones, por nosotros no va a quedar. Hablaremos con más o menos destreza vuestras lenguas, pero lo que es sonreír y acoger, eso sabemos hacerlo en todos los idiomas ¡Os esperamos!
J.L. Pinto